martes, 17 de junio de 2014

¡Hola! Soy el Mullet, y soy ególico

¡Hola!
Me llamo Junípero Mamerto, el Mullet, y soy ególico.                                          
Yo antes era una persona normal, trabajaba, iba de cañas con los colegas, veía el fumbol en el bar, echaba uno los sábados...en fin.
Pero las malas compañías han hecho de mi el indigente intelectual que soy.
Un día, volviendo contento tras una victoria de España, estaba chispeante y locuaz, uno de mis amigos me dijo "Oye, todas estas gracias que dices ¿por qué no la escribes?".
Dicho y hecho.
Un poco de cherry picking por aquí, sesgo, falacias variadas, alguna provocación por allá...
Y lo hice, alcancé la gloria y me hicieron hueco en una pagina con mi panfleto intitulado "Los objetos toroidales ¡vaya timo!".
Me lancé de lleno a la vorágine de la fama, ebrio de poder, con cohortes de palmeros jaleando mis ocurrencias.                                          
Pero pasadas unas semanas eso ya no me llenaba. Tuve que hacerme un blog desde donde arengar a mis seguidores.
No bastaba. Mi ego necesitaba mas cada día ¡YO ERA FAMOSO, COÑO! ¡UN RESPETO!
Pasados unos días tuve que abrirme un cuenta en tuiter y publicitar mis diatribas. Cada día que pasaba necesitaba una dosis mayor.

Encima empezaron a salir personas que opinaban distinto, cuestionando mis argumentos falaces. ¡¡¡A MI!!!                                         
Tuve que censurarlos sistemáticamente, no podía permitir que algunas ideas calasen entre mis adeptos y perdiese la dosis.
Tenía miedo y ansiedad. Necesitaba sublimar mis terrores comiendo y empecé a comer, sin miedo, a todas horas. La prepotencia y la nula autocrítica me desgastaban.
No me quedaba otra, tuve que perpetrar un nuevo libelo.
Pero una vez iniciada la senda del ego ya no había marcha atrás, mis fieles necesitan el consuelo de mis palabras y cada día que pasa tengo que inventármelas mas gordas, buscar mas trapos sucios y ser mas provocador para obtener una dosis mediocre, para que me llamen de cualquier sitio y dar la nota o quedarme sin la dosis.                    
Me paso el día haciendo propaganda, trapicheando e intercambiando mis favores con otros egolicos: "Venga, yo te alabo a ti y tu me alabas a mi".
Y lo peor aguantando a unos cabrones que me ponen en evidencia.
A esos y a la puta de la Grinpis, esa zorra embaucadora.                                       
Un conocido me informo de las reuniones de grupos como Ególicos Anónimos, confío en que me ayuden a salir de esta terrible adicción o me veo compartiendo parrilla con la bruja Lola.